Refexiones en torno a un 27.


Hace un par de años escribí sobre lo que significa un 27 de Febrero para nuestra nación, Venezuela. Los que recordamos, aunque eramos muy jóvenes, solemos ponernos reflexivos. Este año el tratamiento mediático de los acontecimientos de ese día produjeron muchas opiniones, algunas de ellas encontradas, entre las filas de los que trabajamos con el propósito de lograr las transformaciones que nuestra nación necesita en su institucionalidad, haciendo un esfuerzo consciente por no caer en el reformismo. Por acontecimientos me refiero a la liberación de cuatro de los ex-parlamentarios retenidos/cautivos por la FARC, en una fecha tan significativa para nosotros, el rol significativo del Presidente Hugo Chávez en este asunto y el solapamiento de esta gran noticia con, un nuevo escándalo mediático sobre, una toma pacífica del Arzobispado de Caracas por parte de un grupo de reconocidos luchadores populares, que simplemente se cansaron y salieron al ruedo reclamando acción en contra del canal de contenidos ultra-derechosos Globovisión.

Entre quienes reflexionaron en público estuvo, mediáticamente, el propio Presidente Hugo Chávez, con quien, diré, tuve algún desacuerdo en ese momento, aunque lo entiendo. Estoy en desacuerdo pues creo que esas "manifestaciones indisciplinadas" en un movimiento social deben ser entendidas como emergencias y para "disciplinarlas" no sólo hay que fomentar un cambio cultural sino que para llegar a él hay que buscar las razones de fondo. Y allí, tal vez, nos demos cuenta que no tiene sentido tal pretensión. El control mediático -irreflexivo, visceral, desprovisto de propósito- de tales emergencias muchas veces conduce a las reacciones naturales de aquellos que, o no disponemos de la información que maneja un Presidente, o simplemente, las interpretamos de manera distinta -o ambas-. La claridad -como el nombre de mi visitante esporádica-, por algunos llamada transparencia, es el único camino para lograr el entendimiento. La socialización de las razones, de los porqués, es lo que debería prevalecer mediáticamente. Ello posibilita la contraloría social.

Hasta aquí mi reflexión tardía. Para mi momento visceral, me ayudaré de la opinión de quién, sabiendo bien su rol, el compañero Elias Jaua, ha hecho una sana catarsis y la comparte, con un colectivo a quién aprecia y con el que se siente identificado: aporrea.org. Su artículo, Ya basta, lo subscribo a un 100%. Gracias Elias. Lo dejo a continuación, para ti que has tenido la paciencia de leerme hasta aquí.
Ya basta.
por Elias Jaua. Publicado en aporrea.org, Marzo 01 de 2008.

Muchos compañeros de este camino construido y con ganas de construirse, que es nuestra revolución bolivariana y socialista, me interpelan acerca de mi silencio sobre las cosas preocupantes, que suceden al interior de nuestra revolución. Siempre les contesto, que no creo que sea el espacio de los medios, el lugar para debatir las diferencias y errores de una revolución amenazada seriamente por el imperialismo, además les recuerdo mi condición de Ministro nombrado por el comandante Chávez, que me obliga a actuar con mucha responsabilidad en las acciones que emprendo. No obstante, les informo, que en todo espacio interno que se ha dado para la discusión política, ahí encontrarán mi posición firme, mucha veces contra la corriente, acerca de los problemas de nuestra revolución.

Pero hoy día, ante lo que leo, lo que escucho y lo que veo dentro de nuestra revolución, y tal vez en una acto de angustia consciente, me voy a permitir, con el cuidado que debo tener por mi actual condición, expresar 10 puntos de preocupación, que considero deben abordarse de inmediato para el bien de nuestro pueblo. Por eso digo, con la convicción que nace de mi conciencia. YA BASTA DE:

1. La prepotencia y la soberbia que, desde las estructuras de gobierno, despliegan muchos funcionarios, imponiendo sus liderazgos a fuerza de arbitrariedad y clientelismo.
2. La prepotencia y soberbia de quienes, autodesigandos salvadores de la revolución, se creen con el derecho divino de imponer el camino “correcto’’ de la revolución y erigirse o designar a los iconos vivientes de la “autentica revolución”.
3. La irresponsabilidad de quienes se enriquecen al amparo de la revolución y cachetean a nuestro pueblo, ostentando sus ilegitimas y lujosas propiedades, vulnerando el bien más sagrado de nuestra revolución y del Comandante Chávez, la moral revolucionaria.
4. La irresponsabilidad de quienes han convertido la lucha contra la corrupción en un instrumento para dirimir disputas políticas internas, para venganzas personales o simplemente para figuración política. Usando cualquier pretexto administrativo para arremeter contra el elegido a ser fusilado moralmente. Apoyándose para el logro de tal objetivo, en la plataforma comunicacional que maneja la más grande corporación de corrupción, la oligarquía nacional, sin importarles enlodar a toda nuestra revolución.
5. Las tendencias burocráticas, corruptas y reformistas que se comen por dentro las bases de la revolución, contaminando la moral de nuestro pueblo.
6. Las tendencias fraccionalistas que ocultan sus ansias de ocupar espacios de poder, tras las banderas de los principios socialistas. Estas corrientes, en vez de construir fuerza revolucionaria para derrotar al reformismo, sólo intoxican a nuestro pueblo de desmoralización. Convirtiéndose en una amenaza de implosión para nuestro proceso.
7. Combatir incorrectos métodos de expresar las diferencias con peores métodos disciplinarios.
8. Creer que la burguesía y la pequeña burguesía emergente nos ayudaran a construir, en lo estratégico, el socialismo.
9. Fomentar y estimular las desviaciones clientelares y fragmentarias que aun subsisten en nuestro pueblo, como herencia maldita de la cultura Adeca.
10. Nuestra ineficacia y falta de sensibilidad en el cumplimiento de la tarea de hacer: UNA REVOLUCION.

Estas preocupaciones contienen en varios aspectos una autocrítica, pero fundamentalmente el anhelo de que el naciente Partido de la revolución, sea un espacio para debatir todas estas cosas y sea, y ojala así sea, un partido con métodos y estilos de dirección democrática, de disciplina consciente, de debate democrático para la unidad, de construcción colectiva de los principios socialistas, dejando atrás las prácticas clientelares o las imposiciones ideológicas de manual. Un partido donde la solidaridad, el reconocimiento por nuestras diferencias y el respeto a nuestra dignidad y a nuestro honor, sean las bases de un compañerismo revolucionario.

Ojala, y así sea, que tengamos un partido que sirva a nuestro pueblo, fortaleciendo su organización, elevando su conciencia y apoyando a su líder el Comandante Hugo Chávez. No entreguemos la esperanza de nuestro pueblo a la oligarquía racista, antipatriota y vengativa.
La imagen de Elias Jaua es de ABN, tomada a mediados de 2006.

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